El año 2020 no fue ni tan bueno como esperaba ni tan malo como temía.
No volví a escribir aquí desde abril, es cierto, y hasta puede que sea bueno, pero no dejé de crear.
Muchas cosas se interrumpieron y finalmente se cancelaron, como mis previstos viajes o un taller de acuarela que me atreví a comenzar:
En casa, cuando no pude salir, dibujé desde la ventana, mirando la pantalla de mi ordenador o la taza de café que tenía delante.


En 2020 me apunté a más cursos de arte (Doméstika, Crehana, Udemy, Sktchy, Sketchbook Skool, …) de los que podría realizar en 10 años. Aprendí algunas cosas. Copié o interpreté otras. Comprendí que necesitaban tiempo y práctica. Sigo con ello.
En cuanto al dibujo urbano, durante el confinamiento me inventé los «encuentros virtuales»: escogíamos un lugar en Google Maps, señalábamos unos puntos de interés y los dibujábamos mirando al ordenador. La idea, que en principio rechazaron los urban sketchers, tuvo éxito, se internacionalizó, se crearon grupos, y hoy es una práctica muy común entre dibujantes.
Y desde que pudimos salir, los Urban Sketchers Gran Canaria organizamos algunas salidas: lugares de la isla en los que nunca habíamos dibujado, y en condiciones en las que nunca habíamos dibujado. 15 eventos, entre virtuales y presenciales, conseguimos organizar:

Cuando yo usaba Flickr como portfolio, solía usarlo para ver las publicaciones de ese año y compararlas con las anteriores. Eso me permitía saber si había creado más o menos. En 2020, sin un portfolio oficial, es Instagram donde publico la mayoría de mis obras, y los «me gusta» el baremo con que mido su «valor» y la base de selección de las obras de los vídeos de cabecera.
Pero, sin contarlas, creo que en 2020, pese a disponer de más tiempo, han sido menos obras, pero también más variadas. He probado cosas distintas, desde encuadernar a collages. Ha habido más fotografías que dibujos o pinturas, algo de arte digital, algunos vídeos, mucho leído o visto en las pantallas.
Cierto que en 2020 se quedaron cosas en proyecto, como un libro mío, exponer, solo o en grupo, crear obras en torno a un motivo o en serie, probar el grabado o el modelado, pintar o dibujar más afuera, en la calle o en viajes, así que no puedo ni darme por satisfecho ni tampoco por vencido. Ahí siguen, y algunos serán realidad y otros seguirán siendo proyecto.
En estos tiempos agradezco sobre todo la salud y el tiempo de quienes conozco, y espero que todo vaya yendo poco a poco hacia eso que llaman «normalidad» y que sería básicamente vivir sin limitaciones, viajar, beber, abrazar, caminar, mirar, crear.
Mientras, de lo que se pueda y como se pueda, iré creando. Y espero compartirlo. De algún modo.