«Palabras al Vuelo» es el nombre del Festival del cuento contado de Lanzarote que ya va por su sexta edición. En este tiempo lo he llamado «palabras al viento», «palabras al cielo», «palabras al aire», «palabras al mar» y de muchas maneras más.
Por la cercanía geográfica y sentimental a Lanzarote y al mundo de los cuentos y la ilustración llevaba cinco años sintiendo curiosidad y envidia. Este año, por circunstancias que en otro post quizás sepa explicar, me pude acercar y aunque fueron apenas dos días, la experiencia, ayudado por la compañía de los urban sketchers (dibujantes urbanos ) de Lanzarote, mereció mucho la pena.
Ya visitar la isla de Lanzarote fuera del periodo de verano en que suelo visitarla merece mucho la pena. Pasear por Arrecife sin prisas y con tiempo fresco, donde sólo suelo acudir en julio o agosto a hacer compras bajo un calor sofocante y permaneciendo el menor tiempo posible, también.
El viaje comenzó con un mini curso de ilustración,
«Relatos de acuarela» impartido por Karina Cocq, ilustradora chilena, en la Sala el Quirófano de Arrecife.
Cuatro horas no son muchas para un dibujante lento como yo. Aún así, poder observar su proceso de trabajo, sus cuadernos de ideas y dibujos, intentar seguir la dinámica de un cuento limitado a dos palabras y dos colores al azar me gustó.
Al día siguiente, por la mañana, un paseo matinal me descubrió Arrecife y Playa Honda como no las recordaba, y evidentemente, había que dibujarlas:
Y por la tarde, con mi amiga, anfitriona y dibujante Eva de Urioste visité la exposición de Karina Cocq en la Escuela Pancho Lasso de Arrecife. Resultó muy interesante ver sus ilustraciones terminadas y el proceso, por ejemplo del cartel de esta edición de Palabras al Vuelo.
A continuación, en Arrecife, si atardece, es un paseo casi obligatorio pasar por el Charco de San Ginés, que con suerte siempre nos regalará algo:
Y así llegamos a la Recova municipal de Arrecife, junto a la Iglesia de San Ginés. Allí asistí al espectáculo «Planeta Cuento», Acompañado de Eva y de un numeroso grupo de dibujantes del grupo Urban Sketchers de Lanzarote. No conocía el sitio ni había asistido nunca a un espectáculo de tan numerosos y variados cuentacuentos en orígenes y estilos, y además la organización, encabezada por Cristina Temprano, también dibujante, nos reservaba allí un lugar de honor, muy cerca del escenario.
El relato de lo sucedido allí lo cuentan en el mismo blog de Palabras al vuelo con el título
«¡Arriba las palabras!».
«Arriba las palabras, … abajo los dibujantes» comenté yo en Facebook, porque abajo estuvimos, pluma y libreta en mano, intentando captar, cada uno a nuestro estilo, luchando con las luces y la oscuridad, las palabras y las ideas, las líneas y colores, aquellas historias que nos iban contando aquella noche.
El resumen gráfico de lo sucedido bien podría ser el dibujo mío que encabeza este post, aunque hasta cinco dibujos fui capaz de hacer aquella noche de viernes.
Pero igualmente cualquiera de los dibujos de quienes me acompañaron aquella noche dibujando serviría para reflejar la chispa de aquellas palabras que volaron por el escenario:
Lanzarote me despidió al día siguiente con un luminoso día y una excursión a las Salinas del Janubio que no pude dejar de dibujar, y que bien podrían ser objeto de otros miles de cuentos aún por contar.
Y volver sobrevolando la hilera de volcanes como palabras de lava fue un premio añadido a un viaje corto, pero muy valioso. Gracias, Eva. Gracias, Lanzarote.