Iba a comenzar con el título «El Arte…» pero quizás el verbo sea lo más adecuado para lo que escribiré a continuación.
A comienzo de este año se puso de moda lo que llamaron el «Ten Years Challenge» (#10yearschallenge), que consiste en mostrar en las redes dos fotos, una de 2009 y otra de 2019, y creo que una foto de este tipo puede ser más clara de cómo ha cambiado, al menos para mí el arte en estos 10 años:

Más allá de mi cambio de peinado y de la barriga que oculto tras los cartones de huevos, la forma de apreciar mi arte ha cambiado: de recibir un premio y ver mi obra expuesta junto a otros ganadores, a recibir un correo donde me explican que un dibujo mío les ha gustado y han decidido ponerlo en la etiqueta de cartones de huevos.
De una sola obra, que estará en algún despacho u almacén, por la que recibí un dinero – del que se descontaron los impuestos – a miles de dibujos míos reproducidos por los que no recibiré nada, salvo ver mi firma en ellos.

Al año siguiente de ganar aquel premio, cuya historia conté por aquí, incluso me atreví a realizar una exposición en Teguise, que monté con gran ilusión con mi mujer y mis hijos aún pequeños:

De aquella exposición vendí dos únicas obras, a dos amigas, que aún hoy me recuerdan que las ven con alegría:

Al poco tiempo me di cuenta cómo habían cambiado las cosas. En un encuentro de Urban Sketchers, mientras dibujaba se me acercó un señor que me dijo: «Me gustan mucho tus dibujos…» se lo agradecí, y el continuó: «… me gustan tanto que me los bajé, los imprimí y los tengo enmarcados en mi casa». Me quedé parado, mudo, no supe qué contestar en aquel momento, y no lo he vuelto a ver. Aunque supongo que no será el único que haya hecho lo mismo.
Y luego han habido otros casos, algunas veces me entero y otras me avisan, como cuando en el Twitter de la Unesco en español publicaron un dibujo mío de Lorca recortado sin que apareciese ni mi firma ni mención alguna. Y cuando se lo hice saber, me contestaron con breves disculpas, pero el tuit, retuiteado por otros, como he podido comprobar hoy, y como aquel dinosaurio del cuento de Monterroso, aún sigue ahí:

Otro caso fue cuando una amiga me avisó que una editorial educativa había publicado uno de mis collages para ilustrar unos de sus libros de texto. Les escribí varias veces, como cuento en mi blog educativo en «Carta a una editorial», y finalmente me escribieron «…sentimos mucho el fallo y, por supuesto, en la próxima reimpresión del libro lo corregiremos». Dudo si ha habido reimpresión o corrección, pero aquellos libros quedaron con mi trabajo, y sin mi nombre.
Y en estos tiempos de Internet he participado en distintas iniciativas, por las que he recibido reconocimiento por aparecer mi nombre y nula remuneración, como carteles para las exposiciones «Avatares 2.0», la exposición «#TwitterArtExhibit» o el libro «Portrait Revolution», que tuve que comprar por Internet para ver mis tres trabajos publicados en papel y los dos retratos que me hicieron:
Otras experiencias, como la exposición «La Mar de Arte», donde contactan conmigo por Internet, les hago llegar la obra, la enmarcan, la exponen y tú no puedes verla, no se vende, y luego envías a alguien a buscar tus obras.
Lo último, o quizás lo penúltimo, ha sido ver un dibujo mío publicado aquí en 2011 en etiquetas de cartones de huevos. Cierto que podían haberlo usado sin yo enterarme, y por ello, y pese a todo, tengo que agradecer que contactaran conmigo para explicarme sus intenciones y yo pedirles que al menos figurase mi nombre en las etiquetas. Así que, seguramente, será este uno de mis dibujos más reproducidos, miles de veces, y como otros tantos, sólo recibiré de ello la satisfacción de que alguien visitase este blog y eligiese mi arte y de poder ver abajo a la izquierda mi firma, «PVillarrubia»:

Esta semana, recordando los 80 años de la muerte del poeta Antonio Machado, se recordaban aquellos versos que escribió:
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
«Helarte…»
Las cosas han cambiado en 10 años, es cierto, signo de los tiempos, como ha cambiado la rambla que pinté en 2009, hoy en obras, y a punto de ser convertida en vía de transporte público para lo que aquí llaman «Metroguagua», y que aún no sé muy bien cómo se llevará con aquellos árboles que pinté:

El Arte, sin hache, también ha cambiado en estos tiempos de Internet, es más cercano, amplio, lo podemos ver en la palma de nuestra mano, y parece para muchos que se paga, cuando se dignan a ese mínimo gesto, con el simple reconocimiento de su autoría, con una efímera fama o seguimiento, como si el ego fuese la única recompensa de los artistas, como si no se hubiese dedicado a crear Arte tiempo, medios, reflexión y formación.
Una firma, sólo mi firma, no es bastante.

Nota final: no quiero terminar este post así. Quiero agradecer a quienes premiaron aquel cuadro de 2009, a quienes compraron aquellas obras expuestas, a quienes se acercaron para observarlas, a quienes estando lejos me pidieron que se las enviase, a mis hermanos, que compraron las obras de «La Mar de Arte», a quienes me escriben para decirme lo mucho que les gusta, a quienes me encargan alguna obra y esperan, pues no siempre puedo cumplir sus peticiones, a quienes me siguen y me otorgan esa fama efímera que, sin ser suficiente, ayuda a caldear este helado clima artístico, a mi familia, claro, que tolera mis cambios, tiempos e inseguridades, y a todos quienes esperan de mí algo nuevo, bueno y creativo por animarme a crearlo. GRACIAS.