#ConfinArte… o Arte con fin.
Acabó MI #ApagónCultural.
Y recalco lo de «MI», porque bastaron pocas horas de críticas, presión, insultos varios, la promesa de una reunión para que quienes convocaron (aún no sé muy bien quienes fueron) el #ApagónCultural lo desconvocaran rápidamente.
Así que, con mis dudas aún y todo, me quedé yo solo con unos pocos más sin tocar pinceles o lápices 48 horas.
Me recordó mis últimas huelgas como docente: que si no eran oportunas, que si no sirven de nada, que para qué perder mi dinero, que nos van a criticar… y terminaba yo con unos pocos más haciendo un parón testimonial.
Pero no me vino mal. Coincidiendo además con unos días donde recordé que de niño se paraba todo, hasta la música, donde sonaban tambores y se encendían velas en las calles, donde había que estar triste porque «murió el Señor». Sólo un par de días, porque luego venía «la resurrección». Complejos conceptos para un niño.
El Arte con fin no es más que un reflejo de la vida. El arte para mí hoy es reencontrarme con los dibujos de Uderzo, que murió en estos días y que reflejan muy bien la situación o situaciones en que nos encontramos:

El Arte, hace tiempo, confinado en palacios, conventos e iglesias, quería también a su manera, como en este cuadro de El Greco, reflejar la vida, fuese o no sobrenatural:

Mi arte confinado refleja nuestra agonía actual: la taza de café, las vistas desde nuestra ventana, autorretratos diversos, ese reloj, el calendario… momentos congelados que parecen no pasar:



Así estoy yo como artista, como modesto artista, probando a pasar 48 horas sin crear arte, sin compartir mi arte.
Más duro me habría sido no ver arte, no consumir arte, no disfrutar del arte ajeno. Eso me fue imposible: cómo no mirar un dibujo, ojear un libro, escuchar una canción, cómo no admirar esto o aquello… eso, debo reconocerlo, no me fue posible. Las 48 horas me fueron así más leves, al fin y al cabo mis manos, mis ojos, mi mente, no son más que un pequeño punto, apenas reconocible.
Entiendo al resto de artistas, y a quienes trabajan en el arte. No son más que el reflejo de esta sociedad. Con muy privilegiados arriba y muy modestos abajo. Viviendo en grandes mansiones y cubículos ínfimos. Con medios de sobra y sin medios. Es fácil dividir así.
Ayer, cuando leía los insultos, las valoraciones, el desprecio, las opiniones de autodenominados artistas no pude más que sentir tristeza, o estupor, o dudas. Como hace 48 horas.
Y ¿Qué es la cultura? dicen que tiene más de 250 definiciones. Una de ellas dice que viene de «cultivar»…
¿Y el Arte?, menos acuerdo hay aún en esto, pues depende del tipo, época, mercado, incluso se define como una habilidad, como una manera especial de hacer las cosas.
Así que al final artistas somos todos. Y todos distintos. Puede que se apage, que agonice. O quizás no.
Y a algunos pequeños artistas como yo nos ha dado también por escribir nuestras dudas y perplejidades, nuestros miedos y nuestras esperanzas. Quizás algún día llegue, como canta Silvio Rodríguez, el momento oportuno, la palabra precisa, la sonrisa perfecta, pero no para un apagón cultural sino para lo contrario, lo deseado, un encendido, un incendio cultural.
Y mientras eso llega, yo me entretendré escuchando a Silvio Rodríguez cantar no en su mejor versión, pero sí en una de las más recientes una canción que pide que ójala «… se te acabe la mirada constante, la palara precisa, la sonrisa perfecta …»
Y yo termino pidiendo que ojalá que se acabe esto. Hoy esta canción se la dedico a esta pandemia «perfecta»:
Ojalá
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
Para que no las puedas convertir en cristal
Ojalá que la lluvia deje de ser el milagro que baja por tu cuerpo
Ojalá que la luna pueda salir sin si
Ojalá que la tierra no te bese los pasosOjalá se te acabe la mirada constante
La palara precisa, la sonrisa perfecta
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Una luz cegadora, un disparo de nieve
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte
Para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en cancionesOjalá que la aurora no de gritos que caigan en mi espalda
Ojalá que tu nombre se le olvide esta voz
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado
Ojalá que el deseo se vaya atrás de ti
A tu viejo gobierno de difuntos y flores